Matices..

Los matices de nuestro delta no solo se aprecian en las tonalidades de tantos verdes, cuando nos adentramos por las aguas marrones, un tanto más revueltas en la primera sección, zona más conocida por ser las Islas del Tigre. Nos encontramos con construcciones casi en su mayoría de material, los muelles con sus nombres, pintados prolijamente, alineados uno al lado del otro, en una fila interminable, los jardines con el césped impecable, el ligustro podado delineando límites inventados. Botes de club y lanchas de pasajeros circulando de un lado a otro, incansables. Recreos, restaurantes, zonas de camping, dedicados a explotar el turismo.

 Pero todo esto va cambiando casi de una manera abrupta cuando cruzamos el Paraná, entonces las casas ya no están tan juntas y ya no son todas de material, los muelles dejan de tener nombres, los jardines no son tan prolijos. Los botes de club van desapareciendo y en su lugar comienzan a avistarse canoas isleñas, muchas de plástico y algunas pocas de madera, aún quedan algunas. Los guigues desaparecieron y las piraguas le ganaron su lugar. Los álamos son los protagonistas del paisaje, el agua deja de ser tan marrón, las lanchas de pasajeros comienzan a estar ausentes. Aparecen los pontones, las chatas, los areneros, las pampero colgadas en algún corredor, como el símbolo del isleño. Guadañas, azadas, machetes y alguna que otra oz para el juncal. Estaciones de servicio que no brindan casi ningún servicio, algún que otro almacén sobreviviente al olvido, escuelas que dejaron de ser lo que eran. Allá los isleños son otros, viven aún de la madera y algunos, los que se acomodaron al cambio, decidieron dedicarse al pescador de la ciudad, ese que va en busca del plateado y se llega hasta el Paraná Guazú. Si, los matices están a la vista de todos, colores, formas de vida totalmente distintas entre si, conviviendo en un mismo Delta, que a veces parece dividirse en dos.

Fotos: Ricardo Lopez

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